Se mantiene la incógnita sobre Hillary Clinton para las elecciones del 2016

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Entre esos comunicadores se encontraban los pesos pesados del periodismo político. Todos esperando este fin de semana oír a la exsecretaria de Estado Hillary Clinton anunciar su candidatura a las elecciones presidenciales de 2016.


Pero una vez más –y van unas cuantas- los deseos se quedaron en eso, en anhelos que no acaban de concretarse aunque todo apunte a que sí. Pero no. Aunque parece que sí… Pero… Una y otra vez, desde que la exprimera dama inició la tourné de su libro a principios de verano, cada comparecencia o declaración se ha medido y leído en clave electoral. Cierto es que la del domingo pasado tenía más elementos estratégicos que todas las anteriores.

Hillary Clinton volvía a Iowa, ese Estado que es el primero que vota en los caucus y que en teoría marca la pauta del resto de la campaña. Volvía después de una dolorosa derrota en 2008 que dejó su candidatura no en un segundo puesto sino en tercero, detrás de Barack Obama y John Edwards. Y no pocos periodistas consideraron que si volvía a Iowa era para efectuar un acto cargado de simbolismo redentor: ahora sí, ahora sí es mi momento.

Algo que parecía suceder cuando nada más empezar el acto, Hillary Clinton pronunció una comprometedora frase: “I'm back” (“he vuelto”), proclamó levantando los brazos para enfatizar su regreso. Pero a partir de ahí, la exsenadora por Nueva York hizo lo que suele hacer desde que perdiera en 2008, especular con su posible asalto –de nuevo- a la Casa Blanca.

Además del “I'm Back” hubo al menos otras dos referencias por parte de Clinton en sus 23 minutos de discurso a la posibilidad de que sea la primera mujer presidenta de Estados Unidos. “Tengo unas cuantas cosas en mi cabeza en estos días”, declaró Clinton, enumerando la primera y además saliendo así al paso de sus iniciales reticencias a aceptar la oferta para asistir al acto debido a que puede ser abuela en cualquier momento.


“Y por supuesto, está esa otra cosa”, dijo Clinton levantando vítores por parte de los asistentes –muchos activistas de su campaña Ready For Hillary- al evento conocido como Harkin Steak Fry, una suerte de barbacoa que cada año el senador demócrata por Iowa Tom Harkin organizaba para recaudar fondos y que en esta edición servía de despedida tras 40 años de larga carrera política.

“Es cierto, lo estoy pensando”, volvió a jugar-insinuar Clinton. “Pero de momento, no es esa la razón por la que hoy estoy aquí”, anunció la exjefa de la diplomacia estadounidense desinflando todas las expectativas. “Hoy estoy aquí por la carne”, concluyó dejando sin noticia a tanto periodista de Washington desplazado hasta el medioeste en vano. Y aún así, aunque no hubo anuncio oficial, el diario The Washington Post sentenciaba: “Esto es simplemente un paso más hacia la campaña presidencial”

A Clinton le siguió en el podio su marido, el expresidente, mucho mejor orador que ella y más cercano a la gente, cercanía de la que carece la exprimera dama y que le pasó factura en 2008 al competir contra Obama. A los Clinton los introdujo el senador Harkin, que los presentó como The Comeback Couple, aludiendo al término con el que los medios de comunicación bautizaron a Bill Clinton tras lograr una inesperada remontada en las primarias de 1992.

Hillary Clinton se disponía ya a finalizar su discurso cuando no se resistió a abandonar Iowa sin otra referencia más a una eventual vuelta a la política: “No dejemos que pasen otros siete años”. “Ha llegado la hora de escribir nuevos capítulos en el sueño americano”, concluyó sin concluir.


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